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Periplo de observación en El Parque ARVÍ

En el marco del proyecto»Lectura y percepción ambiental como excusa para contribuir al desarrollo de la escritura como proceso» liderado por el área de humanidades y sus proyectos transversales, estuvimos haciendo un periplo de observación en el maravilloso Parque Arví. De la experiencia, vivida el 7 de octubre del presente año, presentamos uno de sus testimonios. Esta actividad contó con la coordinación del profesor Ricardo Steffens y el acompañamiento y participación de los directores de grupo de 10,01 y 10,02, los educadores Victor Henao y Guillermo Ceballos respectivamente.

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Mateo Echeverri Flórez

Todos hemos vivido algún día como el que se menciona en esta serie de relatos que ya vivimos los que redactamos esta memoria, cada vez que vivimos uno, experimentamos la sensación de que este día va a ser inolvidable ya que vivimos cosas nuevas y divertidas, jocosas según la ocasión y el lugar. Un día de esos, es aquel en el que más de cinco personas (por lo general) salen a un lugar cercano o distante de donde viven para pasar momentos agradables, aprender y/o divertirse; un día  de esos es el día en que se lleva a cabo el famoso y querido, deseado y esperado, bien recibido y oportuno “paseo”. Un día de esos, tiene un componente fundamental, la compañía, siempre en un paseo vamos a estar acompañados por personas con las cuales “nos llevamos bien”, es decir, nos agradamos, pocas veces podemos ver en un paseo a dos personas que no se llevan bien ya  que desgraciadamente en Antioquia, Colombia y tal vez en otros países existe una frase que alimenta la falta de convivencia  entre los seres humanos “SI EL VA, YO NO VOY”.

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Un día de esos….

De la ansiedad casi no dormí aquel día, ¡estaba tan emocionado! Quería vivir mi propia aventura en mi propio mundo inventado, con aun algo de sueño me levante, el reloj marcaba las cinco de la mañana, me bañé y rápidamente me vestí, desayuné  y a las seis y cuarto llego la hora de salir. Llegue al colegio con mucha ansiedad y como de costumbre salude a todos mis compañeros que tenían también la felicidad en sus ojos, escuchando atentamente las instrucciones del profesor y grabando lo que decía con mi grabadora, solo pensaba en el momento de llegar al parque arví, creo que en mis sueños había adivinado lo divertido que iba a ser ese día para mí, llego la hora de salir del salón a esperar el bus y recordé que debía comprar baterías para mi cámara fotográfica y un casette para mi grabadora y fue el momento en que comenzó  mi “día de esos”.

Recorrí todo el barrio  buscando donde conseguir dichos objetos y por ser las siete de la mañana en ningún sitio los pude conseguir, pasado un rato llego la persona que “salvo la patria”, Nora la secretaria quien muy amable mente me regalo un casette en el momento que el profesor Ricardo (coordinador de la salida) partía hacia la aventura con los estudiantes del otro décimo; sin embargo, no pude conseguir las baterías de repuesto para mi cámara y tuve que resignarme con las que ya tenía y me la pase poniéndolas y quitándolas de la cámara todo el día para que no se acabaran.

Por fin, después de una larga espera llego el bus en el que mis compañeros y yo nos transportaríamos hasta la estación del metro “Itagüí”, partimos con una alegría que salía a chorros por las ventanillas del bus hasta nuestro primer destino, donde ya se encontraban esperándonos los del otro grupo junto con los profesores Ricardo y Guillermo, despacio caminamos hasta ingresar a la estación y en ese momento a muchos se les olvido una de las primeras instrucciones que el profesor Ricardo sugirió “escoger UN SOLO VAGÓN del metro para el grupo diez uno”; en medio de alegría y ansiedad viajamos sin ver la hora de llegar a nuestra estación destino “Acevedo”  para luego hacer el cambio a la línea “k” del metro o “metrocable”  que nos llevaría hasta santo domingo y más tarde dirigirnos hasta Santa Elena en otra extensión del metro cable y Hasta ahí todo marcho como lo planeamos.

En la estación Acevedo encontré una frase que fue la que me prendió la chispa de la locura que hasta ese momento  estaba apagada “porque me ven la barba y la alta pipa, dicen que soy poeta”, tal vez en esta parte de mi relato  no  tenga mucho sentido pero más adelante mis acciones me llevan a recordarla.

No voy a hablar de el momento en que subimos al vagón del metrocable ni mientras estuvimos cuesta arriba ya que a la bajada la sensación  fue similar y como además tiene un tanto mas de emoción, prefiero contarlo mas tarde.

Ingresamos al parque a las diez y media de la mañana, inmediatamente note algo extraño, a pesar de estar en Santa Elena no estaba haciendo frio, mas bien un clima templado y agradable en el que me sentí como en Caldas.  Después de unos diez minutos ya todos los demás habían llegado y comenzó nuestra travesía, conocimos a los guías de los cuales sinceramente, solo recuerdo a Johnson el cual estuvo guiando el primero de los tres grupos, en el que yo me encontraba. Ni un momento desampare mi grabadora que fue mi compañera veía a todos tomándose fotos con el paisaje  pero yo me cerraba en escuchar al guía y las cosas interesantes que decía hasta la hora del almuerzo y me limite a tomar pocas fotos pero que fueran diferentes a las demás y que transmitieran algo.

A las once en punto aprendimos sobre orientación básica en la montaña gracias a el guía Johnson  quien nos introdujo un poco al tema, luego recibimos un mapa del sitio y los diez compromisos del visitante responsable. El primer animal que pudimos ver fue una gran mariposa que al volar parecía cambiando de colores llamada mariposa morpho spa, que según el guía  su nombre se debe a que es la primera especie “spa” lo cual me hizo surgir la duda de que animales podríamos encontrar en el parque, pregunta que lleve a el guía el cual me respondió detalladamente con una amplia lista de animales entre ellos: ardillas, zorros y perros de monte, guaguas, armadillos y ciento cincuenta y cinco especies de aves registradas; en el momento en que el dijo que si hacíamos silencio podríamos ver algunos animales, yo deseaba agarrar a coscorrones a todos mis compañeros que al parecer no podían caminar sin hablar y reírse.

Al llegar a un paradero de buses recibimos algunas instrucciones y consejos mas de otra guía, que si no estoy mal se llamaba Irene, salimos a el sector de la laguna para visitar un sitio llamado el mirador, camino que emprendimos a las once y cuarenta minutos,  recorrimos un camino muy largo en el cual se podían ver muchos senderos que comunicaban  diferentes sitios de Antioquia desde antes de que Medellín fuera fundada; también pudimos ver la transformación de este gran sendero desde que era un camino prehispánico hasta una vía actual pavimentada. Conocimos diferentes modalidades de senderismo en los que se llevaban equipos de supervivencia e instrumentos útiles para acampar,  conocimos algunos mitos sobre brujas que hay en el parque y que le sucedieron al guía Johnson dentro de arví en un sector llamado el barro, infinidad de curiosidades sobre el parque y sobre la naturaleza; Poco antes de llegar a el lago para almorzar pudimos ver un pájaro carpinteo en su labor de creado un orificio en un árbol, tal vez para buscar alimento o para fabricar su hogar. Encontramos un nacimiento de agua justo antes de llegar a el mirador de la cual bebimos varios y saciamos la sed de una caminata agotadora y de un completo almuerzo.

Las experiencias dentro del parque fueron tantas que se me dificultaría describirlas todas, pero lo que si voy a contar fue la el descenso desde el mirador hasta nuestro punto inicial, en el cual el guía Johnson nos sugirió descalzarnos para liberar la energía y salir de el stress de la ciudad, y más se demoró  en decirlo que yo en descalzarme y llevarme la sorpresa de ser el único que lo hizo; fue tanta la relajación en ese momento que guarde mis zapatos en mi bolso y seguí caminando descalzo, lo cual inquietó a muchos que me llamaban con términos ofensivos para mi y los cuales no deseo mencionar; en ese momento no se porque se me vino el recuerdo “porque me ven la barba y la alta pipa, dicen que soy poeta” y pensaba dentro de mi “porque camino descalzo dicen que estoy loco”, ¡yo si estoy loco, pero no por eso!,  “no será que los locos son todos los otros”; y para darles de que hablar me estire en el suelo y metí la cabeza a un nacimiento de agua para beber del fresco liquido vital.

Llegamos hasta el metro cable y abordamos en él  y todo estaba muy normal hasta el momento en que llegamos a Medellín, y todavía en el metrocable inicio un fuerte aguacero que sacudía el vagón fuertemente, tanto que se detuvo la circulación de este medio de transporte, en el cual nos sentíamos asustados e impotentes, por mi parte por no hallar palabras para consolar a nuestras compañeras que se encontraban asustadas y a punto de llorar, mis sensaciones eran de miedo, adrenalina, y comicidad al no poder creer que estábamos en esta situación.  Al descender del metrocable sentí que mi día de esos se convertía en un día normal, por cuestión de tiempo no pudimos ingresar a el Jardín Botánico y esperamos en el parque de los deseos que el transporte viniera a recogernos: Por ultimo, al partir de nuevo hacia nuestro municipio sentí que el “día de esos” convertido en un día normal se había convertido, también, en un día muy aburrido.

Reacción del Parque por nuestra visita

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