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Experiencia Institucional en torno al proyecto de Educación sexual.

En el marco de la propuesta institucional “hacia una ética de la sexualidad” la IEFA destaca la importancia de desarrollar la educación sexual en la institución y desde su entorno próximo para lograr contextos más sanos, sustentados en la equidad de género. Admitimos que el debate en torno a este tema se hace limitado en el contexto Federiquiano. Todavía, un gran sector de nuestra comunidad educativa está en la disyuntiva de que hablar de educación sexual de los niños y adolescentes implica para la mayoría de los adultos un problema o por lo menos una incomodidad que no se sabe bien cómo afrontar y resolver, para otros como un asunto natural y de mucha responsabilidad en el contexto de nuestra propuesta curricular. En todo caso, iniciamos con la primera experiencia en el presente año en la Básica primaria, secundaria y media.

LA AUTOESTIMA (Declárate la paz)

La autoestima es la capacidad que tiene la persona de valorarse a sí misma en su justa medida. Aprender a  apreciarse a uno mismo consiste en reconocer las virtudes que nos caracterizan y a un tiempo saber asumir los defectos.

Nos resulta más sencillo estimar a los demás que estimarnos a nosotros mismos, porque cuanto más nos afectan las  cosas mayor dificultad encontramos para verlas tal y como son en la realidad.  Esta subjetividad hace que nos  veamos deformados por exceso o por defecto, y que tendamos a infravalorar o sobrevalorar nuestras cualidades.

No ser capaces de reconocer cómo somos nos puede llevar incluso a declararle la guerra a nuestra propia forma de ser y a vivir en un estado de malestar permanente.

La clave de la autoestima reside en comprender que ningún ser humano es perfecto y que en todos existe un potencial positivo por desarrollar.

La persona que se acepta y se respeta a sí misma es capaz de aceptar y respetar también a los demás.   Éste es el fundamento de una vida en paz y por la paz, porque todo lo que sucede en el exterior de las personas tiene su origen  en el interior de las mismas. Cuantas más personas se encuentren en paz, más paz habrá en el Mundo.

LA MAR DE HISTORIAS.

OBJETIVO: Potenciar la seguridad en sí mismos.

DINAMICA: Repartir a cada alumno una copia del cuento (ANEXO 2) para que lo lean en voz alta:

DESPUÉS DE LEER EL CUENTO:

Reflexionar con los niños y las niñas acerca de la diferencia que hay entre lo que Carolina y Roberto consideraban  importante de sí mismos y lo que valoran de ellos sus amigos. Preguntar con cuál de los personajes que aparecen en el cuento se identifican más y por qué.

Pedir a los niños que dibujen ocho viñetas para resumir el cuento.   Después se pueden recortar las viñetas y  colocarlas en un orden diferente al original, para crear historias diferentes a la que aquí se presenta.   Aquellos niños que quieran pueden contar sus historias en voz alta.

RINCÓN DE VALORES

Después de realizar las actividades en torno a este valor, proponemos crear un rincón de valores en el aula donde queden reflejadas las conclusiones a las que se ha llegado

PARA ESCRIBIR EN EL RINCÓN DE VALORES.

-Las personas con las que convivo me ayudan a conocerme mejor.

-Todos tenemos algo interesante para los demás.

-Sé que hay algunas cosas que tengo que mejorar.

-Cada vez que surge una dificultad existe alguna manera de superarla.

ANEXO 2 – Cuento

La ballena Carolina y el mosquito Roberto

La ballena Carolina y el mosquito Roberto tenían el mismo problema, pero al revés. La ballena Carolina gritaba llorosa:

– ¡Por más que como y como, nunca engordo!

– Pero Carolina, eres inteligente, simpática, amable, divertida y bailarina. A todos nos encanta estar contigo -le decían sus amigos.

Y ella añadía:

-¡Y, sobre todo, soy flaca, flaquísima, la ballena más flaca del mundo!.

Al mosquito Roberto le goteaban las lágrimas por su trompita afilada.

-¡Procuro no comer, pero mi vientre no para de crecer!, -chillaba desconsolado.

– Pero, Roberto, si tú eres más listo que el hambre y rápido como el viento -le decían todos.

Total que Carolina y Roberto no eran capaces de apreciar sus valores porque estaban obsesionados con su aspecto físico.   Así hubieran seguido tiempo y tiempo de no haber sido porque una noche la trompita de Roberto despertó con un fuerte olor a quemado.

-¡El bosque se quema! -gritó.

Todos los animales se reunieron a la orilla del mar. Decidieron hacer una cadena y pasarse agua entre las patas.

Pero el fuego avanzaba más y más.   Roberto comentó:

-Si lográramos que las ballenas se acercaran hasta aquí…

-¡Estás loco, Roberto! Las ballenas viven en alta mar. Nunca vendrán -le dijeron.

Sin embargo, Roberto emprendió el más rápido y más arriesgado de sus vuelos en busca de las ballenas y las encontró. Cuando contó lo que sucedía en el bosque, le prestaron poca atención y la gran ballena rayada dijo:

-Sentimos mucho que en la tierra tengáis ese problema con el fuego, pero no nos afecta para nada.

Roberto se sintió triste y dio media vuelta.

Entonces, oyó:

-Si un animal tiene un problema y podemos ayudarle, debemos hacerlo.   Lo que sucede en la tierra también es asunto nuestro.   Me voy con él — dijo Carolina muy enfadada.

De modo que invitó a Roberto a subirse sobre su cabeza y nadó a toda prisa hacia la tierra.

Cuando los animales del bosque pensaban que ya no se podía hacer nada, un gigantesco surtidor de agua saltó por encima de sus cabezas y cayó sobre el bosque.   Al volverse vieron a una ballena muy delgada haciendo el pino para  que el surtidor de agua que salía de su cabeza fuera a parar a los árboles. Al principio, se alegraron mucho, pero al ver que no lograba apagar el fuego se sintieron desanimados otra vez.

Y así estaban, sin saber qué hacer, cuando se dieron cuenta de que una hilera de ballenas se colocaba a ambos lados de Carolina.   En un instante, un montón de surtidores regó la tierra como una lluvia amiga y protectora, sofocando el fuego por completo.

Entonces sí que se pusieron contentos y empezaron a dar gracias a las ballenas, hasta que la gran ballena rayada dijo:

-No es a nosotras a quienes debéis dar las gracias, sino a Roberto y a Carolina, por su generosidad y su valor.

Tras las palabras de la gran ballena rayada, todas las ballenas y los animales del bosque formaron un gran círculo que iba del mar a la tierra y de la tierra al mar.   En el centro, Carolina, que era una gran bailarina, y Roberto, que era muy despierto, bailaban y bailaban, felices.   Ayudando a los demás animales, habían descubierto por fin que, delgada o gorda, gordo o delgado, lo importante es que cada una y cada uno tiene en su interior algo realmente bello que es aportar a los demás.

Sonia Cál.

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Integrantes del proyecto de sexualidad

Ángela Toro

Nohemí cogollo

Maribel Suarez

Mónica Bolívar

Alexandra Taborda

Soraya María Martínez R.

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