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Leer, ¿ una ‘humillación’ para Colombia ?

Para el diario francés ‘Libération’ la comprensión de lectura de los escolares del país es “humillante”.

“Así este artículo estuviera escrito en español seis de cada diez escolares colombianos no lo entenderían”. Con esta frase, el diario francés Libération abre un artículo publicado este viernes en la que, además, ahonda en la calidad de la educación colombiana, tras el resultado de la encuesta PRIS que le representó al país haber quedado entre los siete peores puestos entre 45 países.

El estudio, llamado PIRLS, deja muy mal parado a los alumnos colombianos en el rubro de comprensión de lectura, donde -tal y como lo resalta la publicación-seis de cada diez estudiantes no pueden entender bien el contenido de un texto. Tales resultados corroboran los de otra evaluación llevada a cabo por la OCDE en el año 2009, en los cuales los resultados para Colombia fueron preocupantes.

Libération sostiene que los resultados “son humillantes para un país que desde hace largo tiempo se jacta de su vida intelectual, al punto de presentar su capital como La Atenas Suramericana”.  Afirma también que Colombia es uno de los países más inequitativos del planeta y que esta situación se refleja en la educación del país, donde hay una brecha enorme de calidad entre la educación pública y la privada.

En el texto, entrevistan a un profesor de un colegio público, quien indica que  el principal problema que hay son los pocos medios que el Estado ofrece: bajos salarios, niños con hambre e infraestructura mediocre, además de que en las zonas rurales los contratos demoran en ser renovados por varios meses.

En contraste, la educación privada ofrece una educación de mejor calidad, bilingüe, mencionando que muchos padres se endeudan por pagar esa educación a sus hijos (de más de 10.000 euros anuales), y que a pesar de ello no reciben mejor salario que los otros, menciona Libération.

El artículo remata afirmando que ni siquiera la educación privada puede garantizar que la comprensión de lectura de los alumnos colombianos sea la mejor, y para ello toman como ejemplo la polémica carta abierta del profesor Camilo Jiménez, de  la universidad Javeriana, quien renunció a su cátedra por considerar que sus alumnos no leían ni escribían bien.

Fuente: http://www.semana.com

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1 Comentario

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  • Nos lo han dicho todos los estudios de todas las fuentes posibles. Las internacionales de Pisa y las nacionales de Saber 11 y Saber Pro han levantado la alerta en diversas situaciones, asegurando, eso sí, que el nivel ha mejorado. ¿Qué pasa en Colombia que los niños no pueden comprender de manera correcta un texto? ¿Cuál es la falla en la educación básica? ¿El énfasis en la memoria, en la disciplina, en la entrega de resultados y no de aprendizajes? ¿Qué estamos haciendo mal? Ya va siendo hora de que se cambien los paradigmas a la hora de enseñar porque los resultados, verdaderamente, dan lástima.
    La última noticia que nos llegó sobre el tema viene del estudio internacional de competencia lectora, Pirls, realizado en 2011, que nos sitúa en de los 10 últimos lugares dentro de 49 países. Colombia está por debajo de la media, situándose al lado de naciones con problemas económicos —y de conflicto— que acaso son mayores. Todo da para pensar que no estamos tan bien y que las alarmas deben prenderse, porque un buen lector no sólo es útil en la escuela, sino que forma a un ciudadano con una visión del mundo mucho más amplia, analítica y ecuánime. Así como a dirigentes, empresarios, académicos, si nos ponemos a hablar más en serio. Saber leer bien no es cosa de niños.
    Hay dos noticias que pueden analizarse más a fondo. En primera medida, la mejoría, que debe ser vista con lupa y no como una cifra aislada, ya que se trata de una muestra representativa. El optimismo no es posible a esta altura. Los jóvenes de este país presentaron un alza, en diez años, de 26 puntos dentro del sondeo. Los programas del gobierno —de los gobiernos, porque vienen de tiempo atrás— para que los libros estén en el centro de la vida de un joven han sido provechosos. Usar estas políticas, para reforzarlas mucho más, puede ser el primer paso. Siempre es bienvenida, por parte de la ciudadanía, una política pública que incentive el nivel de lectura.
    Sin embargo, ahí no está todo el problema y es donde, justamente, surge el segundo punto: como bien lo dice el informe, los encuestados presentaron un puntaje mayor en la comprensión de textos literarios (453 puntos) que en informativos (440 puntos). Y en los primeros reside el esfuerzo, hasta donde sabemos. Así que las preguntas deben ir dirigidas, sí, a los encargados de fomentar la cultura, pero también a quienes realizan los programas de educación y los revisan. Hacer las encuestas correctas, medir el aprendizaje de otra forma, conocer los resultados de fuentes diversas, entre otras.
    A pesar de que esto suene a un llamado al Estado (que lo es, el Gobierno debe ponerse las pilas), el acto de la lectura y de la comprensión de la misma viene no sólo de los esfuerzos de un ente superior, sino también de la privacidad de la familia. Para nadie es un secreto que el hábito de la buena lectura viene desde casa. Así que estos estudios, que tan inadvertidos pasan por las personas de este país, deberían calar más profundo en la conciencia de todos los ciudadanos.
    Una actitud a dos bandas, entre familia y Estado, es lo mínimo que se puede esperar. Así podríamos no solamente presentar mejorías leves en los estudios internacionales, que es lo de menos, sino formar ciudadanos con una capacidad mucho mejor y más nutrida para aprehender el mundo.

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