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Preescolar.

Nuestro Preescolar es un espacio que ofrece a los niños y a las niñas oportunidades educativas y ambientales de socialización para su desarrollo integral promoviendo la cooperación, la participación y la comprensión.

Nos preocupamos por mejorar la calidad de la educación al hacer un trabajo integrado: familia, institución y comunidad para que de esa manera ayudemos al desarrollo personal y por ende en el aprendizaje, construcción de conocimientos y relaciones afectivas de los niños y niñas Federiquianos.

Ofrecemos una educación coeducativa (mixta), cimentada en valores y basada en principios de democracia participativa, siempre con el propósito de hacer de nuestros niños y niñas personitas más felices. Nuestra propuesta educativa combina actividades pedagógicas, deportivas y recreativas, propuesta pedagógica por proyectos, bajo la responsabilidad de un cuerpo docente muy profesional que acoge a pequeños desde los 4 años de edad.

¿Qué hacemos?

Desarrollamos su lenguaje y pensamiento lógico a través de actividades lúdicas, artísticas, deportivas, culturales y sociales.

Afianzamos sus procesos de socialización por medio de la interrelación con sus compañeros y profesores.

Construimos con ellos una plataforma de valores aprendidos desde las diferentes vivencias.

Fortalecemos su sistema motriz al saltar, correr, trepar, gatear, rodar y demás actividades en el marco de un proceso formativo.

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LAS DIMENSIONES DEL DESARROLLO EN EL PRE-ESCOLAR

En el pre-escolar se trabajan  las dimensiones  según los lineamientos curriculares: dimensión cognoscitiva , socio-afectiva , lenguaje o comunicativa, estética, espiritual y ética.

Los niños en edad de preescolar necesitan desarrollarse de manera integral por eso se les trabajan en conjunto estas  dimensiones que buscan la formación de personitas integras, completas y listas para ingresar a la educación básica primaria proseguir con la básica secundaria, la educación media  y culminar con los estudios superiores universitarios o técnicos. Es importante que las maestras se encuentren realmente fundamentadas para trabajar con los niños y niñas, que sepan dirigirse a ellos, tratarlos con cariño, comprenderlos y cuidarlos. La manera como se le enseñe al niño influye en el nivel de aprendizaje que este alcance, es decir, a la hora de enseñar no es tan importante el tema como la manera en que este sea explicado o hecho comprender, el cariño y buen trato de la maestra con los niños hará que ellos comprendan y aprendan mejor y más rápido.

Dimensión cognoscitiva

Esta dimensión tiene como objetivo general mejorar la forma de relacionarse el niño con otros niños, padre y adultos, con el fin de contribuir a su desarrollo integral. Esta dimensión tiene tres (3) propósitos fundamentales, los cuales son:

1. La búsqueda de la independencia del niño.

2. La búsqueda de la consistencia del niño.

3. El desarrollo autónomo de valores.

Esta dimensión es fundamental en el desarrollo intelectual del niño y se encuentra íntimamente relacionada con lo socioafectivo.

Esta disposición cognoscitiva se establece por la maduración biológica y por el aprendizaje previo, que ha sido acumulado a través de la exploración personal y las experiencias sociales.

El término cognoscitivo proviene del latín «cognoscere», que significa conocer. El funcionamiento cognoscitivo se pude considerar como un acto o proceso de conocer, que incluye darse cuenta, y juicio. Algunos denominan el funcionamiento cognoscitivo, funcionamiento mental o intelectual. El desarrollo cognoscitivo se refiere a la profundidad y amplitud cada vez mayor del funcionamiento intelectual y mental que ocurre a medida que el individuo madura.

La meta es fomentar el desarrollo cognoscitivo en los primeros años de vida del niño, por lo que éste debe aprender a:

• Comprender el mundo que lo rodea.

• Comprender a la gente y las cosas.

• Comprender su cuerpo y sentimientos, cómo cuidarse a sí mismo.

• Simbolizar, usando el lenguaje y medios para comunicarse.

• Hacer elecciones y tomar decisiones y volverse independiente.

• Hacer lo que está correcto de acuerdo con los valores del lugar o comunidad en general.

Según Landreth, los niños pueden ser capaces de realizar cinco (5) tipos de diferentes operaciones intelectuales, las cuales son:

Actividad Operación Intelectual
Percibir o reconocer un problema. Cognición
Retener lo que han reconocido y recordarlo. Memoria
Usar la información percibida y retenida para encontrar las respuestas correctas. Pensamiento convergente
Partir de informaciones que ya poseen y buscar algo nuevo, un tipo de respuesta diferente. Pensamiento divergente
Evaluar críticamente la solución a la que han llegado, quizá sintiendo cierta deficiencia en la solución del problema y tratando de corregirla. Pensamiento evaluativo

Para entender las capacidades cognitivas del niño de preescolar, hay que centrarse en lo que éste sabe y hace en cada momento, su relación y acción con los objetos del mundo y la mediación que ejercen las personas de su contexto familiar, escolar y comunitario para el logro de conocimientos en una interacción en donde se pone en juego el punto de vista propio y el de los otros, se llega a acuerdos, se adecúan lenguajes y se posibilita el ascenso hacia nuevas zonas de desarrollo  Para el desarrollo del aspecto cognoscitivo del niño, el profesor se podrá apoyar en actividades que tengan que ver con las matemáticas, ciencias y sociales.

La dimensión cognitiva es propia de las actividades en las áreas de matemáticas, ciencias y sociales.

Dimensión socioafectiva

Según el Ministerio de Educación Nacional, la comprensión de la dimensión socioafectiva hace evidente la importancia que tiene la socialización y la afectividad en el desarrollo armónico e integral en los primeros años de vida incluyendo el periodo de tres a cinco años.

El desarrollo socioafectivo en el niño juega un papel fundamental en el afianzamiento de su personalidad, autoimagen, autoconcepto y autonomía, esenciales para la consolidación de su subjetividad, como también en las relaciones que establece con los padres, hermanos, docentes, niños y adultos cercanos a él; de esta forma va logrando crear su manera personal de vivir, sentir y expresar emociones y sentimientos frente a los objetos, animales y personas del mundo, la manera de actuar, disentir y juzgar sus propias actuaciones y las de los demás, al igual que la manera de tomar sus propias determinaciones.

La emocionalidad en el niño es intensa, domina parte de sus acciones, pero es igualmente cambiante: de estados de retraimiento y tristeza, puede pasar a la alegría y el bullicio, olvidando rápidamente las causas que provocaron la situación anterior. El control sobre sus emociones es débil, no pone distancia entre él y sus sentimientos y difícilmente llega a criticarlos, juzgarlos o corregirlos; es impulsivo y vive con profundidad sus penas y alegrías, haciendo a veces que sus temores sean intensos.

El niño pone emoción y sentimiento en todo lo que hace, y mucho más aun cuando la actividad es lúdica; por ello las realiza con entusiasmo o por el contrario se niega con gran resistencia a realizarlas.

El niño va logrando su desarrollo afectivo a través de esta emotividad y sus diferentes manifestaciones, de la misma forma como las otras personas, especialmente los más cercanos y significativos para él, como docentes, adultos, amigos, las asumen y le ayudan a vivirlas.

Una relación positiva con ellos es estimulante y eficaz, así como una negativa malogra los esfuerzos de los niños y crea riesgo de desarrollar cualquier tipo de conductas frustradas o sentimientos de fracaso.

Procurar un adecuado desarrollo socioafectivo del niño implica facilitar la expresión de sus emociones, tanto de ira, rabia, temor, llanto, como también de bienestar, alegría, gozo, amor, entusiasmo. Darle seguridad en sus acciones, facilitando la oportunidad de escoger, decidir y valorar dentro de una relación de respeto mutuo, de aceptación, de cooperación voluntaria, de libertad de expresión, de apreciación de sus propios valores y de solidaridad y participación, hace parte de la formación para la vida, por cuanto permite a los niños ir creando su propio esquema de convicciones morales y de formas de relacionarse con los demás.

La dimensión socio afectiva es propia de las actividades dentro del salón de clase, y fuera de éste como en el descanso y la merienda. Esta dimensión debe ser permeable en todas las actividades del preescolar, sin embargo, hay momentos en que debe hacerse de manera intencional.

Dimensión de percepción y motricidad

Esta dimensión está relacionada tanto con la ejercitación de la percepción, como con el control voluntario que efectúa sobre sus actos motores. Los cuatro procesos básicos son:

  • Procesos perceptivos: Incluye la percepción visual, auditiva, olfativa y táctil.
  • Esquema motriz: Está relacionado con la capacidad de desarrollar la habilidad en la coordinación motriz fina y gruesa, viso motora y equilibrio.
  • Esquema corporal: Está relacionado con el desarrollo de la imagen y concepto corporal ajuste postural y lateralidad.
  • Estructura espaciotemporal: Está relacionada con el desarrollo de la estructura espacial lateralidad.

Según Collo y colaboradores, es en el comienzo de la etapa del preescolar (tres años de edad), en donde ha concluido la fase fundamental de mielinización de las neuronas, lo cual permite que el niño esté en condiciones de realizar actividades sensoriales y de coordinación de manera mucho más rápida y precisa. Además, es de resaltar la maduración notable del lóbulo frontal sobre los cinco años, que permite importantes funciones de regulación, planeamiento de la conducta y actividades que eran inicialmente involuntarias, como es el caso de la atención, la cual, por ejemplo, se va haciendo más sostenida, menos lábil y más consciente. De igual forma, la capacidad perceptiva es fundamental para el desarrollo de las otras capacidades que se sintetizan o unifican en el proceso de pensar.

La expresividad del movimiento se traduce en la manera integral como el niño actúa y se manifiesta ante el mundo con su cuerpo: «en la acción del niño se articula toda su afectividad, todos sus deseos, todas sus representaciones, pero también todas sus posibilidades de comunicación y conceptualización». Por tanto, cada niño posee una expresividad corporal que lo identifica y debe ser respetada en donde sus acciones tienen una razón de ser.

A partir de esta concepción, se plantean tres grandes objetivos que se complementan y enriquecen mutuamente: hacer del niño un ser de comunicación, hacer del niño un ser de creación, y favorecer el acceso hacia nuevas formas de pensamiento, por lo cual, al referirnos a la dimensión corporal, no es posible mirarla sólo desde el componente biológico, funcional y neuromuscular, en busca de una armonía en el movimiento y en su coordinación, si no incluir también las otras dimensiones, recordando que el niño actúa como un todo poniendo en juego su ser integral.

Se podría decir entonces que desde la dimensión corporal, se posibilita la construcción misma de la persona, la constitución de una identidad, la posibilidad de preservar la vida, el camino de expresión de la conciencia y la oportunidad de relacionarse con el mundo.

Dimensión del lenguaje o comunicativa

Se parte del principio de que la comunicación y la expresión son aspectos fundamentales en el desarrollo del niño. El desarrollo de vocabulario y del uso de lenguaje funcional en la población infantil es determinado, en parte, por el grado en que los padres y otras personas significativas entablan conversaciones sostenidas con ellos, les hacen y les responden preguntas y ponen atención y responden a comentarios de los niños.

Para el Ministerio de Educación Nacional, la dimensión comunicativa en el niño está dirigida a expresar conocimientos e ideas sobre las cosas, acontecimientos y fenómenos de la realidad; a construir mundos posibles; a establecer relaciones para satisfacer necesidades, formar vínculos afectivos, expresar emociones y sentimientos.

Los mecanismos innatos podrían ser suficientes para permitir a los niños desarrollar una estructura de lenguaje completa, pero como lo establecen Neimark y Santa, en 1975, ésta no es suficiente para asegurar un buen funcionamiento del lenguaje.

Para el niño de preescolar, el uso cotidiano del idioma, su lengua materna en primera instancia, y de las diferentes formas de expresión y comunicación, le permiten centrar su atención en el contenido de lo que desea expresar a partir del conocimiento que tiene o va elaborando de un acontecimiento, constituyéndose el lenguaje en la forma de expresión de su pensamiento.

Por tanto, las oportunidades que facilitan y estimulan el uso apropiado de un sistema simbólico de forma comprensiva y expresiva, potencian el proceso de pensamiento.

Toda forma de comunicación que establece el niño se levanta sobre las anteriores, las transforma en cierta medida, pero de ninguna manera las suprime, a mayor edad del niño, con mayor flexibilidad utiliza todos los medios a su alcance.

Entre más variadas y ricas son sus interacciones con aquellos que lo rodean y con las producciones de la cultura, más fácilmente transforma sus maneras de comunicarse, enriquece su lenguaje y expresividad, e igualmente diversifica los medios para hacerlo mediante la apropiación de las nuevas posibilidades que le proporciona el contexto.

Se parte del principio de que la comunicación y la expresión son aspectos fundamentales en el desarrollo del niño. El niño utiliza tres (3) tipos de lenguaje: oral, grafico y corporal.

Como actividades propias del lenguaje se sugieren medios como los títeres, poesía, dramatizaciones, lectura de cuentos y canciones, entre otros.

Dimensión Estética

La dimensión estética en el niño juega un papel fundamental, ya que brinda la posibilidad de construir la capacidad profundamente humana de sentir, conmoverse, expresar, valorar y transformar las percepciones con respecto a sí mismo y al entorno, desplegando todas sus posibilidades de acción. El niño, en esa permanente interacción consigo mismo, con sus pares y con los adultos, especialmente con sus compañeros, el docente y padres de familia, manifiesta sus sensaciones, sentimientos y emociones, desarrolla la imaginación y el gusto estético garantizando climas de confianza y respeto, donde los lenguajes artísticos se expresan y juegan un papel fundamental al transformar lo contemplado en metáforas y representaciones armónicas de acuerdo con las significaciones propias de su entorno natural, social y cultural.

La sensibilidad en la dimensión estética, se ubica en el campo de las actitudes, la autoexpresión, el placer y la creatividad que encierra un compromiso, entrega, gratuidad y no obligatoriedad.

Hay una estrecha relación entre la sensibilidad y la evolución de la construcción de la autoconciencia.

Dimensión Espiritual

En los lineamientos del currículo determinado en el MEN, el desarrollo de esta dimensión en el niño, le corresponde en primera instancia a la familia y posteriormente a la institución educativa, al establecer y mantener viva la posibilidad de trascender como una característica propia de la naturaleza humana, la espiritualidad.

Lo trascendente en el niño, por tanto, se puede entender como el encuentro del espíritu humano con su subjetividad, su interioridad y su conciencia, estados profundos de la dignidad y libertad del ser humano, lo cual supone que el adulto tenga un conocimiento de las características propias de la subjetividad, la interioridad y la conciencia en formación del niño.

Como acción propia de la dimensión espiritual, está el fomento de las actividades para el desarrollo del espíritu, considerando que Colombia es un país significativamente católico y reconocido como tal en la constitución, al igual que se reconoce también en el otro la libertad de culto.

Dimensión Ética

La formación ética y moral en los niños consiste en abordar el reto de orientar su vida, es decir, llevar al niño poco a poco a la interiorización de reglas y formas de relacionarse con su entorno y con sus semejantes, y por otro lado, permitir apreciaciones sobre la sociedad y sobre su papel en ella.

El objetivo de la educación moral sería el desarrollo de la autonomía, es decir, el actuar de acuerdo con criterios propios. Contrariamente a posiciones que buscan imponer o inculcar valores en los niños, Piaget propone el desarrollo de la autonomía moral, como la construcción de criterios morales que permitan distinguir lo correcto de lo incorrecto. Construcción que se hace en la interacción social, siendo la pregunta central del maestro cómo formar a los niños, cómo construir estos criterios. La respuesta se encontraría en el tipo de relaciones que se establecen entre los niños y los adultos. La moral autónoma se desarrolla en unas relaciones de cooperación basadas en la reciprocidad. La moral heterónoma es fruto de unas relaciones de presión sustentadas en el respeto unilateral.

En última, la creación de un ambiente en el aula y en la escuela, basado en el respeto mutuo y en las posibilidades de descentrarse y coordinar puntos de vista, es la estrategia fundamental para el desarrollo de esta autonomía. El maestro disminuirá su poder como adulto permitiendo que los niños tomen decisiones, expresen puntos de vista, y aun sus desacuerdos respecto a algunas posiciones del adulto.

Propiciará las relaciones entre los niños, base para la formación de la noción de justicia, el intercambio de puntos de vista y la solución de problemas entre ellos mismos. Igualmente, fomentará su curiosidad, la elaboración de preguntas y la búsqueda de soluciones ante los problemas morales que se presentan en la vida diaria. Los niños en este ambiente irán construyendo el valor del respeto al otro, de la honestidad, de la tolerancia, valores esenciales para una convivencia democrática.

Finalmente, se puede decir que cada una de estas dimensiones está íntimamente relacionada, ya que el estimular una de ellas trae consigo el avance en las otras paralelamente; ejemplo de esto es cuando se estimula al niño para el desarrollo del lenguaje con actividades, lo que permitirá a su vez estimular la capacidad cognitiva, perceptiva, social y afectiva de cada niño

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Fuente:

http://ylang-ylang.uninorte.edu.co:8080/drupal/file /AreasDimensionesCurriculares.pdf

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