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Día de la Convivencia: un breve alto en el quehacer escolar cotidiano.

15 DE SEPTIEMBRE: DÍA DE LA CONVIVENCIA. HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE

¿QUÉ TENEMOS PARA DAR Y RECIBIR?

Existe una tensión que las instituciones educativas no acabamos de resolver: convivencia escolar y calidad de la educación. No solo no nos sentimos satisfechos por los logros alcanzados en ninguno de los dos campos sino que tampoco percibimos su articulación con claridad. La lectura del problema educativo se balanceó en los últimos tiempos entre su texto pedagógico y su contexto social, entre los autores de la psicología del conocimiento versus los intérpretes de la transmisión social de la cultura (campo social de la educación).

Las categorías para alcanzar el balance necesario no parecen suficientes: genérico – especifico (curricular); instrumento – fin (fines de la educación); determinante – determinado (agencia social); condicionante – condicionado (vinculo – educativo); táctico – explicito (Cultura – institucional)

La escuela tiene entre sus tradiciones culturales una trayectoria academicista, percibe que cuando se ocupa de lo humano se distrae: cuando no se ocupa de la transmisión relocalizada pedagógicamente de las ciencias no se ocupa de su tarea principal. El tema de la convivencia escolar tiene cierto aspecto de “poco serio”, “poco relevante” hasta que aparecen algunos efectos dramáticos que nos conmueven por un tiempo.

Menuda complejidad para nosotros en la I.E.F.A., la cual debe resolverse con criterios pertinentes y contundentes, ya que el tipo de estudiante y docente con quien afrontamos el proceso formativo es también de alta complejidad. No es suficiente la orientación técnica de la Ley 1620, pensamos que se necesita algo más, a partir de la particularidad de cada institución. La convivencia escolar, componente medular del acto educativo,  se consolida desde la enseñanza y el aprendizaje, desde los aspectos didácticos y pedagógicos, desde la construcción de las normas y el límite establecido en las sanciones educativas que quedan plasmados en los consensos del accionar colectivo  institucional.

El Día de la Convivencia Escolar, que se celebrará el día 15 de septiembre/14, se enmarca en el Plan Departamental de convivencia, que busca potenciar y fortalecer un ambiente seguro y protector en todos los establecimientos educativos de los municipios no certificados de Antioquia, resguardando y promoviendo el derecho de los niños, niñas y adolescentes de aprender en un ambiente favorable y acogedor, donde se fomenta la buena convivencia escolar y, por tanto, se aprende más y mejor.

Esta actividad tiene como finalidad hacer un breve alto en el quehacer escolar cotidiano y disponer de un tiempo para vivenciar y conocer más, como comunidad educativa, acerca de la importancia de la convivencia en la I.E.F.A., a través de la realización de actividades que ayuden a fomentar y/o reforzar los conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para una buena convivencia escolar.

FUENTE:

MEN Argentina.Provincia de Córdoba. Documento de apoyo al desarrollo de la convivencia escolar en la educación secundaria.

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  • COMPARTO UN ESCRITO DEL DOCENTE JESÚS DARÌO RESTREPO , el cuál fue compartido por el mismo docente a los estudiantes de la Sede Ciro Mendía de la IEFA

    El Respeto
    Respetar es reconocer que el otro es semejante y a la vez diferente a nosotros, pero que tenemos mas semejanzas que diferencias; es reconocer al otro como persona, alguien digno de ser bien tratado; es reconocer que el otro tiene valores; es tratar de entenderlo, antes que rechazarlo.
    Respetar es entender que el otro, haciendo uso de su libertad individual, tiene derecho a llevar su vida según su propia forma de pensar, que es libre de escoger, acertando o equivocándose en sus decisiones. Es entender que el otro puede ser tan diferente a nosotros, pero por ello, no lo podemos despreciar o hacer a un lado. El puede ser tan capaz como nosotros de hacer alguna actividad, nos puede aventajar a nosotros en algunas actividades o campos del saber, y a su vez, nosotros le podemos aventajar a él en otras tantas; cada persona tiene sus propias habilidades o destrezas.
    Respetar es darle al otro el espacio y el tiempo para que se desenvuelva como ser humano, así como para que opine sobre los asuntos que afectan su vida personal. Todos hacemos parte de una determinada sociedad, y por ello necesitamos un campito donde colocar nuestros huesos y donde satisfacer nuestras necesidades mas apremiantes. El mundo es de todos.
    Respetar es reconocer la autoridad y la experiencia de otras personas, que independientemente de su edad cronológica, han vivido mas que nosotros, o han reflexionado sobre asuntos de su propia vida, o sobre la sociedad en la cual viven. Sus consejos, interpelaciones, orientaciones y enseñanzas nos pueden ayudar a vivir mejor nuestra propia vida, para que ésta se llene de sentido y sea mas grata, más satisfactoria.
    Todos tenemos algo que aprender de los demás, y a su vez, ellos también aprenden algo de nosotros. Ninguna verdad es absoluta, y por esto, nuestra mente debe estar abierta a otras formas de pensar y de entender el mundo.

    En nuestra sociedad, todos necesitamos de los oficios o actividades que realizan las demás personas, porque el conocimiento es demasiado grande para que quepa en la mente de una sola persona y porque no somos físicamente capaces de hacer todas las actividades necesarias para mantener el estilo de vida que llevamos nosotros solos, sin la ayuda de nadie. Por esto, no se puede entender que nosotros molestemos o hagamos sentir mal a la persona que mas tarde nos puede ayudar a solucionar un problema, nos haga un trabajo en casa, nos venda aquel producto que necesitamos, etc.; alguna vez necesitaremos de sus servicios. No por el hecho de ser de una clase social mas baja, o tener menos dinero, una persona es menos importante; hay personas y labores que son imprescindibles.
    El respeto empieza por el buen uso de la palabra, por comunicarnos de manera apropiada en nuestra vida cotidiana. Nada hiere mas los sentimientos de otra persona que cuando ésta nos ha tratado de manera sencilla, atenta y cordial, nosotros hayamos contestado de manera grotesca, haciendo uso de un lenguaje que no esta de acuerdo con el trato recibido, y a veces, con palabras insultantes, o que demeritan la labor del otro. Por esto, es necesario ser prudentes y utilizar un lenguaje apropiado con la persona que nos escucha, para no herir su ego, y así poder comunicarnos de manera efectiva.
    Sin necesidad de ser melosos, ni recurrir a la alabanza, el buen trato incluye las palabras de cortesía elemental, como: llamar al otro por el nombre y no por el apodo; pedir el favor de hacer las cosas; solicitar un permiso en buenos términos; agradecer el favor recibido, etc. Es decir, no creer que todo nos lo merecemos por el mero hecho de existir, y hacer un reconocimiento de lo que los demás hacen por nosotros.
    Sobra decir, que también el respeto incluye también el buen trato, de hecho, sin violencia física entre las personas. Así como ninguno de nosotros quiere que otro ser humano lo lastime, tampoco debemos, en contraprestación, causarle algún daño a los demás. Es bien sabido que aquel que hiere o mata a otras personas, así se escape de la pena de prisión, siempre será una persona repudiada o malquerida por sus vecinos y todos los que lo conocen.
    El respeto, no es sólo para con los demás, sino también para con nosotros mismos. Algunas veces, quizás sin querer, nos irrespetamos a nosotros mismos, por ejemplo: cuando nos metemos a lugares donde sabemos que corremos peligro; cuando abusamos del cuerpo, trasnochando demasiado, comiendo muy poco o en exceso; cuando aceptamos los consejos de los malos amigos, que nos inducen a los vicios o a las malas acciones; cuando no aprovechamos bien el tiempo, y no alcanzamos a cumplir con nuestras obligaciones en el estudio, el trabajo o la familia; cuando descuidamos lo que sabemos que es importante, por hacer otras cosas que no sirven para nada.

    Toda persona establece unos límites, a veces imperceptibles, entre ella y las demás personas. Cuando otra persona rebasa estas barreras, sin habérsele dado el permiso correspondiente, todos nosotros reaccionamos de manera desagradable y a veces violenta; por esto decimos que “todo el mundo va hasta donde los demás se lo permiten”. Esto se aplica cuando tenemos entre nuestros amigos, personas que sólo gustan de hacerle chanzas a los demás o que gustan de hacer sentir incómodas a las demás personas, sean amigos o no; entonces le decimos: si te pasas de aquí, no serás ya mi amigo”. Esto se aplica también a las relaciones entre las parejas, pues mientras mejor cada uno conozca los límites del otro, se puede llegar a un mejor entendimiento y a una convivencia mas armónica.
    Respetar al otro, también es saber pedirle perdón, cuando sé que he sido yo quien ha cometido el error con aquella mala palabra, con aquella mala acción. De humanos es errar, pero ojalá no lo hagamos muy a menudo.
    Cuando respeto a mis semejantes, cuando trato de ayudar al otro, todos los demás, quienes me conocen, también tratarán de hacer lo mismo conmigo como una forma de corresponder. Siendo respetuosos ganamos siempre en mejores relaciones con los demás, ganamos en felicidad; siendo irrespetuosos perdemos el aprecio de las demás personas y con ello lo perdemos todo.

    Para finalizar, dos consejos:
    1. Aprovechemos el tiempo en cosas que valgan la pena; en estudiar, en trabajar, en hacer deporte, en cultivar buenos hábitos de vida, así alcanzaremos nuestras metas; en cambio, los vicios o las malas acciones solo nos conducen a una vida sin sentido y a una muerte prematura.

    2. No bajemos nunca nuestra propia autoestima, si hay algo bueno e importante es el estar contentos con nosotros mismos, el saber que actuamos de buena fe, que tratamos de hacer las cosas lo mejor posible, que no tratamos de dañar a nadie, que lo que conseguimos ha sido con esfuerzo y dedicación; éstas son cosas que nos reconfortan y nos hacen sentir mejor.

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