La educación ha estado con los humanos desde tiempos prehistóricos y ha evolucionado de diversas maneras a lo largo de los siglos. Los cambios de forma, modo, contenido y énfasis han centrado la educación en la adquisición de diversos tipos de conocimientos que muchas veces han impulsado el desarrollo humano y la evolución cognitiva, algunos de los cuales son históricamente trascendentes.
A lo largo del proceso formativo la responsabilidad se asigna a un profesor, tutor, mentor o docente. ¿Por qué destacar el título MAESTRO, en negrita y subrayado? Porque en nuestras manos y en la forma de trabajo que realizamos tenemos una gran responsabilidad no sólo de brindar a los estudiantes conocimientos disponibles para la sociedad, sino también de guiarlos para crecer como personas y desarrollarse activamente en la sociedad. En este punto surge la cuestión de la responsabilidad social pedagógica.
Quizás hayamos escuchado el término responsabilidad social en relación con las empresas y las relaciones interdisciplinarias, pero ¿deberían los docentes ser socialmente responsables en la educación? Ésta es la pregunta que debemos responder en muchos debates, asambleas, conferencias, simposios y seminarios; sin embargo, todos nosotros, los profesores de todos los niveles, debemos comprender que nuestro trabajo no es sólo impartir conocimientos o guiar a los estudiantes; debemos comprender que: «La educación no se trata de manipular sus mentes y dejarles hacer lo que quieran, completar solo un proyecto o aprovecharse de sus debilidades. La tarea básica de la educación es hacer que las personas sean lo suficientemente responsables y libres para aceptarse a sí mismas y a los demás tal como son, así como otros aspectos de las necesidades de la sociedad.
Los docentes debemos aceptar nuestro entusiasmo inherente y desarrollar una actitud hacia las situaciones que surgirán en la sociedad actual o en la sociedad en la que viven. Somos responsables de garantizar que los estudiantes puedan marcar una gran diferencia en la sociedad a través de pequeños cambios de pequeñas acciones, procurando, cada día, que sus capacidades intelectuales estén sustentadas en el carácter moral que podemos ayudar a fortalecer en el proceso educativo.
En este y varios detalles más radica nuestra responsabilidad social; de hecho, como guía cognitiva y personal, de esta manera, la influencia social de los docentes tendrá un efecto exponencial en los cambios que la sociedad está experimentando o experimentará en el futuro cercano.
Fuente principal:
Jean Paul Guillermo Quiñonez Gutiérrez, rescatado de https://blogs.ucontinental.edu.pe/un-maestro-maestra-socialmente-responsable/contiblogger/
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