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El colectivo docente y su compromiso con el clima institucional.

Generalmente se supone que las relaciones interpersonales entre profesores tienen poca o ninguna influencia en el clima institucional y que las conexiones que forman no deberían afectar la vida escolar. Pero la forma en que un docente trata a sus compañeros en el día a día, la dificultad que muestra para aceptar las diferencias y las diferentes motivaciones que lo motivan, tienen un enorme impacto en cómo se aborda la violencia en las instituciones.

Las relaciones entre colegas y directivos afectan el clima general de la institución y son una parte integral de la naturaleza motivadora o desmotivadora del trabajo y del malestar que experimentan muchos miembros del profesorado.

Observar a un docente en su espacio es interrogar las representaciones sociales que crea sobre su trabajo, el trabajo de sus colegas y la relación que establece con ellos y su superior. Las relaciones interpersonales que se desarrollan entre los docentes y entre los docentes y sus directivos pueden afectar positiva o negativamente el clima de la institución y la motivación y el desempeño laboral.

Paradójicamente el enemigo más cercado de los maestros son sus propios compañeros. Ellos son los que les ponen trabas y zancadillas para formar grupos de trabajo, poner en marcha mejoras e innovaciones, coordinar las actuaciones en la institucionalidad. Son ellos los que cuestionan y critican de manera encubierta o incluso abiertamente las iniciativas que quieren emprender.

Hay docentes que se especializan en destruir, se burlan de manera cínica de cualquier buena iniciativa. Otros no tienen ningún problema en llamarlos tontos útiles, charlatanes, colaboracionistas o incluso asociarlos con el fascismo o descalificar sus competencias por criticar y pretender se les autorice a hacer lo que les venga en gana, por extraño que parezca.

Este tipo de resistencia docente significa que cuando finalmente se implementan iniciativas para mejorar las actividades docentes y/o el aprendizaje de los estudiantes, a menudo se trata de experiencias personales o aisladas.

La cooperación, el trabajo en equipo entre los profesores de las Instituciones Educativas es raro, no porque no haya profesores en todos los colegios que quieran trabajar de esta manera, sino porque sus compañeros lo rechazan categóricamente basándose en que su interpretación de la «libertad profesional» es inconsistente.

Los educadores de las Instituciones educativas, particularmente del estado, donde estas situaciones son habituales harían un gran aporte a nuestro sistema educativo, y a ellos mismos, si superaran el espíritu corporativo que les impide enfrentarse, pronunciarse o incluso denunciar las malas prácticas presentes en sus colegios. Mientras su silencio siga amparando las actitudes, formas y actuaciones de los compañeros que dificultan o impiden introducir los cambios y las mejoras que nuestro sistema educativo necesita urgentemente, poco se podrá hacer. Es necesario romper con el hermetismo presente en los colectivos docentes.

El tratamiento de los posibles conflictos

El tratamiento y desarrollo de los conflictos es una tarea esencial de los directivos docentes, esto no significa que no pueda existir una gestión participativa del conflicto, en donde los problemas sean tratados en el colectivo docente, construyéndose las soluciones de forma sinérgica; sin embargo, este tipo de gestión democrática del conflicto, exige de entrada que el directivo propicie las condiciones del trabajo en colectivo y, de hecho, que se manifiesta como un verdadero coordinador del trabajo escolar.

El tratamiento de los conflictos en la institución, por tanto, requiere que se adopten determinadas estrategias participativas, ya que existen algunos abordajes del conflicto que no cumplen con el sentido de dar participación y son por tanto ineficaces para desarrollarlos en la escuela, entre ellos y con excepción del abordaje colaborativo. Mercedes Taschetta ( «Estrategias participativas para la resolución de conflictos«) identifica los siguientes:

  • Tratamiento competitivo. Se requiere ganar el conflicto, la condición es que el otro pierda.  
  • Tratamiento vengativo. Es una solución aparente de conciliación, se asume que se pierde, pero sólo temporalmente, en tanto se alistan nuevas y más poderosas armas contra el actual ganador del conflicto.
  • Tratamiento complaciente. Donde una de las partes cede completamente o en parte, con tal de que se resuelva el problema.
  • Tratamiento evasivo. En este abordaje, se soslaya el conflicto dentro de la organización escolar, se oculta y por tanto se evaden la aceptación y la resolución.
  • Tratamiento colaborativo. Se utiliza la mediación para llegar a acuerdos fundamentales entre las partes, en este caso, el mediador ayuda a la reflexión de la situación, puede considerarse como una aproximación participativa en la resolución del conflicto, ya que el mediador cede la palabra a las partes y consensa constructos en la resolución del conflicto
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