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¡ Bienvenidos a la desigualdad !

Escudriñando en diferentes medios y ante la enorme preocupación que nos asalta por la creciente desigualdad que existe en este país, publicamos este collage de opiniones sobre este tema, que ubica en una situación grave la educación colombiana y la enorme responsabilidad del estado ante la hecatombe.  Algunos expertos, politiqueros, funcionarios de los gobiernos de turno, académicos, sindicatos de maestros, padres de familia, en fin la sociedad en general, se pronuncian y coinciden en afirmar que quienes detentan el poder no les interesa proponer políticas concretas e innovadoras para  el desarrollo de una educación de calidad para las nuevas generaciones de Colombianos; pero no se ofrecen soluciones pertinentes, antes contribuyen al caos, jugando permanentemente un juego de ping-pong cuando se trata de asumir esas responsabilidades.

Nuestros estudiantes en la I.E.F.A. sufren el atropello del estado y la negligencia de los líderes locales para ofrecer condiciones mínimas hacia la estabilidad del proceso educativo Federiquiano.

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“Entre las soluciones para reducir la desigualdad está la educación. Pero no una educación de cualquier tipo. Tiene que ser educación de calidad y para toda la población. Si la cobertura y la calidad no alcanzan a todos, la pobreza y la desigualdad se reproducen. En Colombia, como consecuencia de las diferencias entre la calidad de la educación primaria y secundaria que imparten los colegios públicos frente a los privados, donde los estudiantes de familias de mayor ingreso asisten a los primeros mientras que los de menor ingreso solo tienen acceso a los segundos, la educación crea un sesgo que se perpetúa.

Los alumnos de los colegios que ofrecen una calidad inferior son por lo general los que obtienen los resultados más bajos en el ICFES y, por tanto, solo pueden ingresar a universidades de calidad inferior. Esto, a su vez, los lleva a obtener los resultados más bajos en las pruebas universitarias ECAES y, posteriormente, a competir desfavorablemente en el mercado laboral. La desigualdad que se conforma en los primeros años de la vida también se perpetúa”.

Dinero.com

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“Pese a que en las dos últimas décadas en Colombia se han implementado políticas educativas tendientes al mejoramiento de la educación, especialmente en lo que tiene que ver con cuestiones de cobertura, calidad y permanencia, dichas normas y acciones no implican el mejoramiento o la eliminación de los problemas sustanciales por los que atraviesa la educación en el país. El debate sobre la desigualdad educativa en Colombia se ha dado en los últimos años en el marco de la aplicación de reformas educativas que han afectado sustancialmente el derecho a la educación de niños, niñas, jóvenes y adultos, en términos de afectación a sus garantías por parte del Estado.

Las políticas de mejoramiento en la educación aplicadas durante estos años, provenientes sin duda de una matriz socioeconómica más amplia como el neoliberalismo, apuntaron al establecimiento de un sistema educativo que sirviera para sustentarla y legitimarla y utilizaron la escuela como un mecanismo para la reproducción del sistema que agudizó las desigualdades en vez de contribuir a su superación. En Colombia, como en otros países de América Latina, es claro que se han creado otras formas de desigualdad social que se reproducen en el sistema educativo. Esto significa que las desigualdades educativas no han desaparecido sino que se han agudizado”.

 Simplificando el asunto, se trata de educación de buena calidad para los ricos y de mala calidad para los pobres, lo que también trae implícitas situaciones como la desigualdad en el acceso y la permanencia, desigualdades en los contenidos curriculares, en la calidad de los docentes y discriminación de las poblaciones más pobres y vulnerables como los desplazados, las mujeres, los indígenas y los afrocolombianos. Todos estos temas han sido objeto de análisis por los organismos internacionales, las autoridades educativas, los investigadores y las organizaciones de base que ven en la desigualdad imperante en los sistemas la prueba más contundente del fracaso de las reformas y del debilitamiento de la educación concebida como derecho fundamental garantizado por el Estado, frente a la educación concebida como servicio regulado por el mercado”.

 FORO LATINOAMERICANO DE POLÍTICAS EDUCATIVAS –FLAPEINFORME

DESIGUALDAD DE LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA

Orlando Pulido Chaves y María Isabel Heredia

 

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“un bachiller de un colegio público y especialmente del sector rural no está en condiciones de competir con los privados, lo que se traduce en una profunda desigualdad para el resto de la vida. No en vano el 80 por ciento de los 10 millones de informales en Colombia son bachilleres o personas con apenas estudios de primaria.

 Pero el problema no es solo de calidad. La mayor preocupación es en términos de inclusión social, porque los estudiantes de colegios públicos estudian en promedio cerca de 150 horas menos al año que los de los colegios privados. Un joven de un colegio público es enviado a su entorno de pobreza a la 1 de la tarde, mientras que un joven de un colegio privado estudia hasta las cuatro de la tarde. ¿Habrá desigualdad más profunda que esta?

 Por esta razón, el gran salto que el país debe dar en materia de inclusión social es la implementación de la jornada única ordinaria en los colegios públicos. Con jornada única, el sistema educativo reduciría la presencia de los niños y niñas en las calles y, por ende, su propensión a estar cerca de los centros de criminalidad. Basta preguntarles a las madres de los hogares pobres para saber que los beneficios de una jornada escolar única serían enormes y las implicaciones en términos de calidad de vida y productividad, notables.

 La implementación de una jornada única ordinaria implicaría tres compromisos desde el punto de vista de inversión pública: construir aulas escolares, contratar docentes y asegurar alimentación. La sola inversión en infraestructura según los últimos estudios puede significar una cifra del orden de los 15 billones de pesos. El reto es pensar en un programa que haga fiscalmente viable su implementación”.

 El Tiempo.com

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“Desde el punto de vista político, de equidad, la mayoría de los países latinoamericanos han aceptado como normal tener dos sistemas educativos: uno privado, de una calidad, y otro público, de otra. Y en vez de cumplir el rol de articulación social, los sistemas educativos están contribuyendo a la fractura social. Cuando un sistema público tiene dos calidades deja de ser público, se convierte en corporativo. Es útil mirar el ejemplo sueco. ¿Dónde estudia el hijo del presidente de la Volvo? En el barrio donde vive. ¿Y dónde estudia el hijo del señor que vende pescado en el barrio del presidente de la Volvo? En la misma escuela. El gran desafío para América Latina es construir un sistema público de educación en el que, independientemente de la escuela en la que estudie, un niño tenga los mismos aprendizajes, reconocimientos y oportunidades.

 “El único país del mundo que le ha puesto una computadora a cada niño es Uruguay, y no se quedaron en eso, sino que han hecho lo que hay que hacer para que todos los niños puedan usarlas. En zonas muy apartadas, donde no había antenas ni señal de banda ancha, llevaron la fibra para que fuera verdad. Mi hipótesis es que todos los niños de Uruguay están conectados a un mundo que no depende de la tradición escolar, están intercambiando, aprendiendo a conectarse, a establecer nuevas relaciones, tienen una forma propia de ordenar Internet. Si todos los niños de un país están haciendo eso, van a cambiar. ¿Cómo? ¿Adónde? No sabemos, pero ese sistema educativo no será igual a los demás, porque el cambio es totalizante. Es lo contrario de lo que sucede en otros países, donde hablamos de una experiencia, donde están siendo afectados algunos niños, pero no el sistema educativo en general. El secreto de Uruguay es que no lo tomaron como un problema tecnológico, sino estratégico.

 Todos los cambios se hacen gracias a un imaginario. Cuando Corea decidió ser un país grande, tenía las peores condiciones para serlo. Sin recursos, sin energía, una tierra en malas condiciones, un país invadido por China, Japón, Inglaterra, Estados Unidos, donde el 67% no sabía leer ni escribir. Y en 17 años recorrieron un camino que Japón recorrió en 42. Decían: «Nuestra imaginación no tiene límites». Cada sociedad tiene en sí misma los elementos para encontrar su proyecto propio.

 Docentes dirían que los formaron para enseñar, no para dar de comer o encargarse de lo que la familia no hace.

 -Tienen toda la razón. Uno de los problemas que tenemos en educación es creer que todos los problemas educativos se resuelven educativamente. Y queremos que el profesor resuelva un montón de problemas que no puede resolver. Que los niños estén sanos es un problema educativo, pero no se resuelve en el sistema educativo. Que los niños tengan transporte es un problema educativo, pero la solución no es educativa. Los problemas de infraestructura son fundamentales, pero son de infraestructura pública. Las escuelas no existen para que los niños reciban clases. La sociedad les paga a los maestros públicos y privados (y la sociedad tiene que entender que la educación gratuita no existe en ningún lugar del mundo, y que es ella la que paga la educación) para que garanticen que los niños aprendan lo que tienen que aprender cuando lo tienen que hacer, y que lo hagan en felicidad y solidaridad. La profesión del educador tiene que ser redefinida como el responsable de la educación de la sociedad.

 -En general, entre el Estado y los docentes se pelean por cuestiones salariales. ¿Cómo salir de esa lógica?

 -En todos los países los salarios de los educadores no son buenos, y nadie estaría en contra de mejorarlos. Pero la mejora de salarios por sí misma no va a mejorar la educación y eso vale para cualquier profesión. Como la sociedad no sabe cuál es el papel del docente, paga por clases y contrata por clases. Si no cambiamos el concepto de que el educador es el responsable del aprendizaje en la sociedad, la discusión no va a cambiar. Si la sociedad entendiera eso, estaría dispuesta a pagar. Mientras la sociedad no comprenda que el conocimiento que deben recibir los niños es un tema de proyecto nacional, la discusión será con los educadores. Pero la discusión es con la sociedad misma: qué queremos que los niños aprendan, cómo sabemos si lo están aprendiendo, cómo podemos crear condiciones institucionales y profesionales con los educadores para que eso sea posible.

 Bernardo Toro. El experto colombiano sobre la enseñanza en la región y el alcance del Plan Ceibal.

Portal digital. El País

 

 

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