Después de superada la situación convulsiva experimentada en el año inmediatamente anterior, es importante reflexionar en torno a la necesidad de encontrar las rutas que nos permitan recuperar la confianza y así consolidar nuestra institucionalidad. En este sentido, se requiere con urgencia, pero con cabeza fría asumir una posición más con criterio de liderazgo que desde lo meramente administrativo para que nuestras actuaciones repercutan en el desarrollo cabal y efectivo de nuestro P.E.I. y se evidencie su espíritu innovador, originales acciones, el desarrollo de nuevos caminos, concentrado en las personas, inspiradores de confianza y no de desconfianza, con visión a largo plazo, preguntando permanentemente qué y por qué, con visión conceptual, desafiando lo establecido con mesura y riesgo, haciendo lo que se debe hacer intentando lo imposible, y sobre todo siendo soñadores. No es necesario ser solo guardián de un presupuesto.
Hoy a 2013 se tienen otros retos, otra planta física, otros docentes, otras necesidades, de allí, que como institución formal, se deben producir cambios e innovaciones que sean producto de una planificación estratégica para su mejoramiento. Esta gestión hace que el proceso de cambio sea uno deseable, necesario y que le permita el mantenerse en un rol pro-activo ante las demandas de nuestra comunidad educativa y la sociedad en general. De esta manera, el producto de la I.E.F.A responde también a las expectativas de la comunidad de los barrios de Caldas que crearon esta institución educativa con ese propósito y ahora, el entorno próximo que rodea a la nueva sede.
Desde estas consideraciones, somos conscientes de lo complejo que resulta en nuestro país alcanzar estas metas desde las instituciones educativas de las características de la nuestra, además por el tipo de modelo de desarrollo que tenemos y otras múltiples razones que no alcanzaríamos a citar aquí, pero que no son absolutamente inalcanzables. Es evidente, que las competencias organizacionales deben ser celosa y diligentemente asumidas por los directivos evitando ser superadas por algunos maestros con lujo de detalles. No se quiere decir que esto no sea posible, hay diversos y abundantes ejemplos que demuestran que si, lo que hay que hacer es que cada estamento de la comunidad educativa e instancias del gobierno escolar esté a la altura de su posición y compromiso.
La formulación de planes de mejoramiento se ha ido convirtiendo en un asunto meramente instrumental, además de asumirse de manera equivocada como sustituto del P.E.I. y para cumplir un requerimiento de tipo legal y administrativo. En contraste, debe ser una estrategia dinámica y transversal que posibilite el logro de nuestras metas institucionales, deben plantearse rutas para repensar la institución y producir transformaciones concretas, que redunden en mejores resultados en el compromiso de formar las nuevas generaciones de Caldeños. Es necesario entonces, ajustar los procesos de gestión organizacional que nos permita diferenciar y correlacionar estos componentes propios de nuestro quehacer cotidiano. En este sentido, está comprometida la gestión directiva.
En educación, y sobre todo en los procesos administrativos, se debe actuar de manera responsable y con mucha seriedad. En otro sentido, las decisiones para producir transformaciones y cambios pertinentes: carga académica, mejoramiento en el aprendizaje, cualificación de los docentes, entre otros, se ajustan a un proceso participativo de la evaluación con el propósito de aproximarnos al logro de una educación con calidad desde los propios actores, a necesidades institucionales concretas, no a caprichos, ni visiones personalistas.
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