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¡ Gracias por trabajar juntos !

Ricardo Steffens Gómez

Hemos tenido que recluirnos en casa muchas semanas para saber cuán importantes son los demás y hemos aprendido muchas cosas que han resultado positivas. Organizas tus propios horarios y tus descansos, ahorras mucho tiempo en desplazamientos y puedes disfrutar de tu familia, además de permitirte estar comunicado; pero, sobre todo, es más cómodo concentrarse. Nos queda la sensación de que en casa el tiempo se extiende más. En ella y en el trabajo es donde ocurre todo; entre ambos componen el escenario de nuestra vida.  Hay más escenarios, pero son anecdóticos. En la IEFA; por ejemplo, tenemos la oportunidad de aprender de otros, ser más creativos, de contrastar ideas, de explicar los problemas, de avanzar juntos. Solos, vamos más deprisa, pero juntos, llegamos más lejos.

Algunos estudiantes ya nos lo decían. Para ello es tan importante o más el ambiente del “cole” que los incentivos materiales. Porque ese espacio y el de trabajo de los padres son otros lugares donde se cultiva nuestro crecimiento personal. Hay que escucharlos. Ahora que añoramos la IEFA y otros sitios de trabajo, en el caso de los padres o acudientes, comprendemos porqué es tan importante hacerla cómoda, manejable, versátil. Cuidar el diseño del espacio es la única forma de conseguir que éstos y la casa sean, de verdad, el mismo sitio.

La familia completa puede hacer una lista con todas las cosas que hay que hacer en la casa y quién las realiza normalmente. El segundo paso sería reflexionar sobre si ese reparto de las tareas es justo y que cada miembro de la familia se pregunte: ¿qué más puedo hacer yo? de cara a realizar un reparto más equitativo entre todos. Suele ser práctico realizar una selección de tareas que incluya a mayores y pequeños, éstos últimos, pueden hacer cosas como recoger sus juguetes o su ropa. Para reflexionar: todo lo que yo puedo hacer y sé hacerlo, tengo que asumirlo.

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