El modelo de alternancia para el regreso a las actividades académicas incluye presencialidad y también el trabajo virtual en casa, manteniendo el distanciamiento necesario y la colaboración colectiva para cumplir los protocolos de bioseguridad y garantizar el bienestar de estudiantes y personal docente. Luego de meses sin que nuestros profesores y alumnos tuvieran contacto, y de estar sometidos, a causa del coronavirus, a enseñar y aprender a través de la virtualidad, la alternancia educativa se convierte en un nuevo modelo para revertir esta situación y poder volver a sonreír en las aulas, como en efecto hemos experimentado desde el pasado 8 de marzo.
Esta crisis, como consecuencia de la pandemia transformó todo, y el relacionamiento interpersonal de cualquier tipo ha sido tal vez uno de los cambios más drásticos en la vida cotidiana que trajo el coronavirus, y en el caso de la educación, este fue más notorio al tener que cambiar las aulas de clases, el tablero, el tiempo para la lonchera con los compañeros y las reuniones presenciales entre estudiantes y profesores, por una normalidad diferente al frente de un computador, una tableta o de un celular.
Cabe recordar que este es un proceso que avanza de manera progresiva, gradual y segura. Este es un trabajo coordinado con la Secretaría de Educación y de salud del departamento y municipal, la IEFA, sus directivos y maestros. Es importante aclarar que todo esto se hace con el consentimiento de los padres, quienes tienen la decisión sobre sus hijos. En este caso, se ha dado prioridad para el regreso a estudiantes de once grado, quienes deben asistir tres veces por semana a la sede UNO para facilitar el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, el salón con sus pupitres en perfecto orden de distanciamiento social, fue parte de lo que vivieron los jóvenes que retornaron después de casi un año de estar desarrollando el proceso formativo desde casa. A partir del 5 de abril/21, el proceso se extenderá a los demás estudiantes de todos los grados.
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