Todavía nos encontramos inmersos en la pandemia y no ha sido posible superarla del todo con el surgimiento de nuevas variantes y la aparición incesante de nuevos casos; aunque el regreso a clases presenciales en el país ya es una realidad, de acuerdo a las orientaciones de los Ministerios de Salud y educación, el futuro de la educación aún es incierto, por lo que es importante que las Instituciones Educativas no dejemos de buscar nuevos planes y modelos educativos no sólo para recuperar el tiempo perdido durante la pandemia, si no para actuar ante cualquier eventualidad que se llegue a presentar.
Luego de un año y medio muy duro y de un enorme aprendizaje en medio de la adversidad, tuvimos que entender cómo adaptarnos y seguir avanzando con cuidados, sin poner en riesgo la salud o minimizando el riesgo al mínimo posible. La realidad es que el trabajo que se ha hecho en el sector educativo ha sido enorme, atendiendo las recomendaciones y orientaciones de las autoridades competentes para desarrollar un modelo de educación virtual y después uno de alternancia que sirvió como mecanismo de evaluación y en el presente año lectivo 2022 en la presencialidad, asumiendo el Plan de Bioseguridad para toda la comunidad educativa
Luego de superada la situación convulsiva experimentada durante las etapas más duras de la pandemia, es importante reflexionar en torno a la necesidad de encontrar las rutas que nos permitan recuperar la confianza y así consolidar nuestra institucionalidad.
En este sentido, se requiere con urgencia, pero con cabeza fría asumir una posición, más con criterio de liderazgo que desde lo meramente administrativo, para que nuestras actuaciones repercutan en el desarrollo cabal y efectivo de nuestro P.E.I. y se evidencie su espíritu innovador, originales acciones, el desarrollo de nuevos caminos, concentrado en las personas, inspiradores de confianza y no de desconfianza, con visión a largo plazo, preguntando permanentemente qué y por qué, con visión conceptual, desafiando lo establecido con mesura y riesgo, haciendo lo que se debe hacer intentando lo imposible, y sobre todo siendo soñadores. No es necesario ser solo guardián de un presupuesto.
En educación, y sobre todo en los procesos administrativos, se debe actuar de manera responsable y con mucha seriedad. En otro sentido, las decisiones para producir transformaciones y cambios pertinentes: Asignación académica, mejoramiento en el aprendizaje, cualificación de los docentes, entre otros, se ajustan a un proceso participativo de la evaluación con el propósito de aproximarnos al logro de una educación con calidad desde los propios actores, a necesidades institucionales concretas, no a caprichos, ni visiones personalistas.
Hoy a 2022 se tienen otros retos, nuevos docentes, otras necesidades, de allí, que, como institución formal, se deben producir cambios e innovaciones que sean producto de una planificación estratégica para su mejoramiento. Esta gestión hace que el proceso de cambio sea uno deseable, necesario y que le permita el mantenerse en un rol pro-activo ante las demandas de nuestra comunidad educativa y la sociedad en general.
De esta manera, el producto de la I.E.F.A responde también a las expectativas de la comunidad de los barrios de Caldas que crearon esta institución educativa con ese propósito y ahora, en el entorno próximo que rodea a las dos sedes.
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